Vivir con la persona para la que trabajas y trabajar para la persona con la que vives.
Ser cuidadora interna es para muchas mujeres migradas el recurso de entrada más viable cuando acaban de llegar. Permite tener un lugar donde vivir y la posibilidad de ahorrar algo de dinero para en la mayoría de caos enviar a su país de origen.
Tener una cuidadora interna es para muchas familias una solución para cubrir una necesidad de cuidados.
Un trabajo de 24 horas no reglado y a menudo ajeno a los derechos laborales. Una simbiosis entre cuidadora y persona cuidada que construye una convivencia íntima en un marco de dependencia mutua.
